Plagados los cientos de pasados soles con el ansío de la dicha de tangibilizar el respiro tuyo y hacer tu sombra la mia. El tiempo ,por vocación, bañó en luz la puerta cruzada con rutina. Un encuentro del tipo lobezno, nunca me fuí al parecer. Es que que al bosque siempre se migra de vuelta y son muchas las luciérnagas en nuestros árboles. ¿Por qué solo nosotros sentimos sus luces?. Las retinas ligeras y las costumbres lo llaman amor,pero es ciertamente muy banal para que englobe el frío en el pecho, el aliento entrecortado, el escalofrío en tu piel, los húmedos labios, la piedra marítima, el pasto o a Noruega.
Entonces pienso en ese pájaro que lleva su mochila a la travesía de vivir. A la espalda fiel y cercana al oído de la mente. ¿Y qué hay de su reflejo en el cristal del horizonte mientras atraviesa el már?. Sabemos que el pájaro y su periplo (y su reflejo también) son no más que la esencia de un solo todo que a falta de etiqueta terrenal embriaga los sentidos en totalidad, abraza fuerte, escupe silencios, besa despacio, exprime los ojos, taima lo indómito y con una sonrisa en los járpados sacude el cruento corazón. Y dentro de la mochila un lupino se envuelve en las caricias de un nido seguro, amando el cobijo.
El lobo se funde en el nido como la mochila en la espalda del pájaro.
Y la esencia es siempre la misma.
Y el periplo puede tener sólo un nombre. El tuyo.
Entonces pienso en ese pájaro que lleva su mochila a la travesía de vivir. A la espalda fiel y cercana al oído de la mente. ¿Y qué hay de su reflejo en el cristal del horizonte mientras atraviesa el már?. Sabemos que el pájaro y su periplo (y su reflejo también) son no más que la esencia de un solo todo que a falta de etiqueta terrenal embriaga los sentidos en totalidad, abraza fuerte, escupe silencios, besa despacio, exprime los ojos, taima lo indómito y con una sonrisa en los járpados sacude el cruento corazón. Y dentro de la mochila un lupino se envuelve en las caricias de un nido seguro, amando el cobijo.
El lobo se funde en el nido como la mochila en la espalda del pájaro.
Y la esencia es siempre la misma.
Y el periplo puede tener sólo un nombre. El tuyo.
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